Adivina qué estado de la UE es el cuarto importador mundial de armas

«Nada pone mejor al descubierto la hipocresía de los que actualmente
manejan la Unión Europea y de casi todos sus Estados que el reciente
descubrimiento del periodista francés Jean-Louis Denier según el cual
el gobierno griego está siendo animado a gastar grandes sumas de
dinero en una amplia gama de productos que no necesita y que nadie en
su sano juicio quiere.

Después de haber pasado los últimos dos años argumentando que la
austeridad no es la respuesta política «necesaria» ante la crisis
financiera y económica, encuentro que lo que ahora está ocurriendo en
realidad entre bastidores tampoco tiene nada que ver con la
austeridad.

Resulta que durante toda esta crisis de la deuda pública griega, y
bajo la dirección de los mismos potentados internacionales que imponen
recortes en el gasto social, las pensiones, la asistencia sanitaria,
el sector público y todos los demás objetivos habituales, el gobierno
«socialista” del país ha seguido gastando grandes sumas de dinero en
armamento.

El hecho de que los principales proveedores de estas armas sean dos de
los grandes defensores de la «austeridad» -EE.UU. y Alemania-, no
debería sorprendernos.

Hemos pasado de una situación en la que no sólo se acepta sino que se
espera que los dirigentes mientan, a otra en la que la realidad ya no
juega papel alguno en su discurso.

A ojos de los políticos y los grandes medios de comunicación, Grecia
quizá sea una cleptocracia corrupta y mal gobernada, habitada por
barones ladrones y trabajadores perezosos, irresponsables y tozudos,
pero al menos están armados hasta los dientes.

La causa inmediata de la crisis financiera de Grecia fue que entre
2005 y 2008 se duplicó el valor de los préstamos de los bancos
occidentales al gobierno del país.

Al final de ese período, los préstamos ascendían a 160.000 millones de
dólares.

Al mismo tiempo, el proyecto de ley de «defensa» de este Estado
miembro de la Unión Europea relativamente pequeño y pobre crecía un
tercio en cinco años (hasta 2009), convirtiéndose en el cuarto
importador mundial de armamento.

Hablamos de un país de menos de 11 millones de habitantes, con una
tasa de natalidad de las más bajas del mundo y una tasa negativa de
crecimiento.

Grecia, con un PIB per cápita similar al de España no es tan pobre
como a veces se asume, pero su riqueza está distribuida de manera
desigual y sólo gasta el 4% de su presupuesto anual en educación,
colocándolo en el puesto 105 en una tabla de clasificación global.

Dentro de la UE, sólo Eslovaquia gasta proporcionalmente menos en
educación. El presupuesto griego de «defensa», sin embargo, es
superior a éste, situándose en el 4,3% del PIB. Estas cifras pueden
ser difíciles de creer.

Hace más de dos mil años que Grecia no es es una superpotencia, pero
sus líderes prefieren las bombas a los libros.

Es evidente que, cada vez más, los rescates están en realidad directa
o indirectamente dedicados a la compra de armas.

Año tras año Grecia ha estado gastando dinero que no tiene en armas
que no necesita.

Según una investigación conjunta de jueces griegos y alemanes, para
obtener contratos se ha utilizado el soborno a importantes políticos
griegos, funcionarios públicos y líderes militares.

El dinero para comprar este armamento es suministrado por los
préstamos bancarios que vienen de los mismos países que venden las
armas, incluidos los EE.UU., Alemania y Francia.

Alrededor de 3.000 millones de dólares en helicópteros de combate
franceses, 2.000 millones en aviones de combate estadounidenses, más o
menos la misma cifra que en aviones Mirage franceses, casi el triple
en submarinos alemanes, y un insignificante medio millón, más o menos,
en helicópteros de combate franceses.

Se supone que esto excluye a Grecia de las recientes críticas del
Secretario de Defensa saliente de EE.UU., Robert Gates, que afirman
que los europeos no gastan lo suficiente en armarse. Lo que no está
claro es de qué debe defenderse Grecia.

De hecho Turquía, su antiguo enemigo, está reduciendo gradualmente sus
compras de armas y propuso el año pasado a Grecia a un acuerdo en
virtud del cual ambos reduciría sus gastos de armamento en un 20%. A
pesar de su crisis financiera, Grecia se negó a aceptarlo.

A partir de 2009 Atenas comienza a tener dificultades para pagar las
armas importadas, y en ese momento la UE comenzó a mostrar
preocupación.

Mientras podía cubrir el pago de las sumas astronómicas que gasta en
armamento -un armamento que, afortunadamente, en su mayor parte lo más
probable es que nunca se utilice-, nadie tenía un problema.

Esto sitúa en un nuevo e insólito contexto la reciente disputa entre
Alemania y el Banco Central Europeo sobre cuál es la mejor manera de
ayudar a Grecia a pagar sus deudas sin desestabilizar los mercados.
Toda esta discusión sólo sirve para encubrir la realidad de una
situación en la que un país de renta media ya no puede permitirse
ofrecer a sus ciudadanos los medios para llevar una vida digna,
productiva y satisfactoria, y sin embargo puede gastar miles de
millones en instrumentos diseñados para acabar prematuramente con
otras vidas.

De vuelta en Grecia, las protestas continúan mientras una nueva ronda
de recortes, que ascienden a 6.500 millones de euros antes de finales
de 2011, se debate en el Parlamento griego.

Algunos diputados del gobernante exsocialdemócrata PASOK están
empezando a desertar. Hace poco una joven estudiante estadounidense
que había estado observando los acontecimientos que se desarrollan en
España me hizo una interesante pregunta.
Un levantamiento en una dictadura tiene, en cierto sentido, una
solución fácil, me dijo: se puede introducir la democracia
parlamentaria y esperar que eso proporcione una plataforma para
resolver las reclamaciones de todos.

¿Pero qué sucede si hay un levantamiento en una democracia
parlamentaria? No pude responder.

Pero sospecho que quizá lo sepamos pronto.»

Fuente: Spectrezine

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